
Pamela Anderson. Getty Images
El rincón de Euskadi que enamoró a Pamela Anderson: "Las playas son mejores que las de California"
El paso de la actriz en Euskadi no solo se resumió en asistir al festival, la leyenda acudió a cenar a uno de los lugares más prestigiosos.
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Euskadi es territorio de belleza natural, buena gastronomía y una cultura y arquitectura únicas. Sus paisajes únicos, desde acantilados y playas hasta imponentes montañas y bosques, enamoran a aquellos en busca de autenticidad y tranquilidad.
No es de extrañar ni es una casualidad que existen decenas de grandes personalidades enamoradas de este territorio. La actriz Pamela Anderson es una de ellas, quien visitó Euskadi y acabó cautivada por el encanto de San Sebastián y su conexión con lo natural.
Arzak, el rincón que enamoró a Pamela Anderson
La actriz visitó Zimemaldia en San Sebastián el año pasado para presentar su película The Last Showgirl, que obtuvo el Premio Especial del Jurado. Pese a no obtener la Concha de Oro del Festival del Cine de Donostia, sí consiguió algo muy valioso: el cariño de su público vasco.
Anderson no dudó en soltar unas palabras halagadoras en sus entrevistas como muestra de agradecimiento, como que las playas de San Sebastián "son mejores que las de California". Su amor por el territorio vasco fue evidente.
El paso de la actriz en Euskadi no solo se resumió en asistir al festival, la leyenda acudió a cenar a uno de los restaurantes vascos más prestigiosos, Arzak.
El restaurante, que se sitúa en el Alto de Miracruz, es de los más reconocidos de Donostia por su trabajo y creatividad. Con tres estrellas Michelin, las cuatro generaciones de este local de alta cocina han dado forma a una carta llena de esencias vascas e internacionales. El olor, el sabor y las texturas de sus platos son inigualables.

Pamela Anderson junto con la chef Elena Arzak. Instagram
Tal y como destacan en su propia web, la cocina del restaurante Arzak "tiene mucho de investigación, experimentación y un punto de magia". Todo ello se encuentra en el laboratorio, lugar en el que convergen la creatividad y el ingenio.
De esta manera ofrecen a sus clientes dos tipos de menús: el menú degustación de 290 euros y el menú a la carta de 269 euros. "En el Laboratorio Arzak se estudian y prueban sabores y texturas. Se descartan y replantean recetas", apuntan en la web.
"Se establecen nuevos y sugerentes conceptos para incorporar a la carta. Dispone de un 'Banco de Sabores' que contiene más de 1.000 productos e ingredientes con los que investigar y seguir creando".
Este cuenta con la "tecnología más revolucionaria" y con un "equipo de alquimistas" que prueban lo nunca probado. Se trata de una cocina "impregnada de la personalidad" del cocinero, con un "espíritu creador" que no deja de evolucionar.
Una cocina intensa en su elaboración, de espíritu vasco y de autor, en la que cada plato lleva el sello de Arzak, y de mercado, en la que la materia prima es la que manda. Gastronomía única que no deja indiferente a ningún comensal.
Todo comenzó en 1897, año en el que los abuelos de Juan Mari Arzak "construyeron la casa" donde hoy sigue en pie su restaurante. Al principio fue una bodega de vinos y una taberna para después convertirse en una casa de comidas de "cierta relevancia y refinamiento" donde sobresalían los guisos y unos platos vascos de toda la vida.
En la década de los 60, Juan Mari Arzak pasa al mando del restaurante con su madre. "Ella fue su maestra en la cocina tradicional vasca, a la que sumó su gran curiosidad y ganas de innovar que le llevaron a elaborar sus propias recetas".
"Platos tradicionales vascos a los que daba su toque personal". A los 32 años ya obtuvo el Premio Nacional de Gastronomía y, en 1974, Arzak logró su primera estrella Michelin. Poco a poco y a partir de mediados de los años 70, el local se convierte en un referente, ya que comienza a recibir varios premios.
"En 1976 Juan Mari Arzak, junto a un grupo de cocineros, revolucionaron la cocina y crearon un concepto y un movimiento: La Nueva Cocina Vasca", concepto que lo catapultó a la fama, pues en el 77 consiguió su segunda estrella Michelin y, en 1989, su tercera. No las ha perdido desde entonces y tampoco ha dejado de atraer y de mimar a su clientela como es debido