
Peaky Blinders estuvo presente en este desconocido archipiélago de Canadá
Parece Euskadi, pero está en Canadá: el pequeño pueblo francés que apareció en Peaky Blinders
Se trata de un pequeño archipiélago frente a Terranova que combina tradiciones vascas, cultura francesa y un pasado ligado al contrabando: esto es todo lo que debes saber
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A simple vista podría confundirse con un rincón de la costa de Euskadi: calles empedradas, casas de colores con tejados inclinados, banderas ikurriñas ondeando al viento y un fuerte olor a mar tan típico de cualquier pueblo vasco. Pero lo cierto es que este pequeño rincón se sitúa a más de 4.000 kilómetros del País Vasco: Saint-Pierre y Miquelón.
Se trata de un pequeño archipiélago de apenas 6.000 habitantes que, aunque está frente a las costas de Canadá, es territorio francés y guarda una sorprendente conexión con Euskadi: históricamente ha mantenido una identidad singular que mezcla lo francés, lo norteamericano y lo vasco.
Su historia está ligada a la pesca del bacalao y a la migración de numerosos vascos que, entre los siglos XVII y XIX, cruzaron el Atlántico en busca de fortuna. Y no solo eso: el pueblo, además, ha sido testigo inerte de la popular serie británica Peaky Blinders, que mencionó esta isla como escondite de contrabandistas durante la Ley Seca. Te contamos todos los detalles para que no te pierdas nada.
¿Qué relación tiene con Euskadi?
Durante siglos, los marineros vascos partían desde puertos como Pasaia, Getaria o Saint-Jean-de-Luz hacia las aguas del Atlántico Norte para pescar bacalao. Esta actividad los llevó hasta Terranova y, por supuesto, hasta las islas de Saint-Pierre y Miquelón. Allí establecieron comunidades que han dejado una huella imborrable en la cultura local.
Muchos apellidos vascos persisten entre los habitantes de estas islas. El euskera, aunque ya en desuso, fue hablado por generaciones, y ciertas palabras se han incorporado al habla coloquial. Incluso la gastronomía conserva ecos de esa influencia, con platos de bacalao seco, tortillas especiadas y una predilección por el vino tinto que recuerda más a una taberna donostiarra que a un bar canadiense.

Así es Saint-Pierre y Miguelón, el archipiélago que tiene relación con Euskadi
Uno de los elementos más visibles es la presencia de la ikurriña, que ondea en fiestas locales como un homenaje a las raíces vascas de parte de la población. Además, en el museo del Archipiélago puede encontrarse una sección dedicada a los balleneros y pescadores vascos que poblaron la región desde el siglo XVII.
Esto es todo lo que debes saber sobre Saint-Pierre y Miquelón
Saint-Pierre y Miquelón es una colectividad de ultramar francesa en plena América del Norte. Aunque el euro es la moneda oficial y el francés la lengua vehicular, el acento local, los productos importados de Canadá y la mezcla cultural le dan una identidad absolutamente híbrida.
La capital, Saint-Pierre, es una ciudad pintoresca que mezcla arquitectura tradicional francesa con influencias canadienses. El puerto, el faro y el centro histórico son puntos imprescindibles para cualquier visitante. Además, la ciudad está salpicada de bares, panaderías y tiendas donde se pueden encontrar productos franceses, pero también algunos productos vascos como txapelas o incluso sidra.
Por su parte, Miquelón es la isla más grande, pero menos poblada. Es ideal para los amantes de la naturaleza: en sus costas es común avistar focas, aves migratorias y, con suerte, ballenas. Las caminatas por sus senderos permiten contemplar paisajes de acantilados, playas solitarias y bosques frondosos que nada tienen que envidiar al Cantábrico.
@exploraciones.txo Bandera de Saint-Pierre et Miquelon 🇵🇲🇵🇲🇵🇲🇵🇲 #paysbasque #Euskalherria #Euskadi #ikurriña #CapCut ♬ sonido original - Exploraciones Txomin
La cultura local gira en torno a la pesca, especialmente del bacalao, y a las festividades religiosas y populares heredadas de la tradición francesa y vasca. Uno de los eventos más esperados del año es la Fête Basque, que se celebra con danzas, juegos tradicionales, regatas y gastronomía típica en la tercera semana de agosto.
Cómo llegar al archipiélago
Para llegar a estas islas hay que volar desde Montreal o Halifax, y es necesario pasar por un control fronterizo, ya que, al tratarse de territorio francés, no forma parte del sistema migratorio canadiense. Esto convierte la visita en una experiencia doblemente exótica: un pedazo de Europa (y de Euskadi) en el corazón del Atlántico.