
Xabi Alonso
Este es el primer equipo donde jugó Xabi Alonso: "De la Concha al Real Madrid"
Hoy, como nuevo entrenador del Real Madrid, sigue mostrando ese mismo amor por el juego bien jugado
El pueblo a media hora de San Sebastián en el que nació Xabi Alonso: donde mejor se come de España
Antes de levantar trofeos con el Real Madrid, conquistar Europa con el Liverpool y dirigir con maestría desde el banquillo, Xabi Alonso dio sus primeros pasos futbolísticos como cualquier otro niño donostiarra. Sus primeras patadas las dio en La Concha y militaba en el equipo de la ikastola Ekintza.
Desde un escenario modesto, pero lleno de pasión, dio el salto al Antiguoko KE, un club de cantera situado en el barrio donostiarra de Antiguo, a pocos metros de la playa de La Concha, en San Sebastián.
Fundado en 1982, el Antiguoko ha sido durante décadas un semillero de talento vasco. Fue allí donde Xabi Alonso comenzó a forjar su visión privilegiada del juego, su precisión en el pase y su inteligencia táctica.
Junto a su hermano Mikel y bajo la influencia de su padre, Periko Alonso —exjugador de la Real Sociedad y del FC Barcelona—, Xabi aprendió desde pequeño a interpretar el fútbol como un arte de control, pausa y lectura.
Su paso por el Antiguoko coincidió con el de otro futuro crack: Mikel Arteta. Juntos compartieron equipo, categoría y sueños, dejando una huella imborrable en la historia del modesto club celeste.
Aunque sus caminos profesionales se bifurcaron pronto, ambos llevaron el sello de Antiguoko consigo, una escuela que privilegia la técnica y el entendimiento del juego por encima del físico.
De la Concha al Real Madrid
En 1999, la Real Sociedad, el club de su ciudad, apostó por él. Allí debutó en Primera División y rápidamente se convirtió en el cerebro del equipo txuri-urdin. Su espectacular campaña 2002-03, donde la Real fue subcampeona de Liga, lo catapultó al escenario internacional y atrajo la atención de gigantes europeos.
De ahí en adelante, su carrera fue una ascensión constante: Liverpool, Real Madrid, Bayern Múnich. En cada club, Xabi dejó una marca indeleble, como organizador profundo y líder silencioso.
Pero su esencia, esa mezcla de temple vasco y visión global, se gestó en los campos de tierra del Antiguoko, donde la brisa del Cantábrico soplaba sobre los sueños de un niño con el número 14 en la espalda.
Hoy, como nuevo entrenador del Real Madrid, sigue mostrando ese mismo amor por el juego bien jugado, aquel que aprendió en la Concha antes de brillar en el Bernabéu. Su historia demuestra que, a veces, los grandes caminos comienzan en los rincones más humildes.