
Antón Arriola, de Kutxabank, en la presentación de la nueva fundación de Iñigo Urkullu / Iñaki Berasaluce Europa Press
Kutxabank sale de la empresa de vivienda social Vitalquiler al no poder asumir el giro del negocio
La sociedad ligada en origen a Caja Vital se centrará en mantener sus viviendas en régimen de alquiler, lo que lleva al banco vasca a vender su 20% a los accionistas mayoritarios
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Kutxabank ha vendido el 20% que controlaba de la alavesa Vitalquiler a los accionistas mayoritarios de la sociedad que impulsó en su día la Caja Vital (ahora Fundación Vital).
Según ha podido saber Crónica Vasca, el nuevo enfoque que pretenden dar al negocio los principales propietarios no encaja con los criterios de inversión del Banco Central Europeo (BCE), por lo que puede considerarse una venta forzosa por parte de la entidad que encabeza Antón Arriola.
Con todo, la consecuencia de esta salida de Kutxabank es significativa ya que refrenda el nuevo rumbo que toma la sociedad vinculada a la vivienda social de Vitoria, ya huérfana completamente de ese impulso semipúblico que se le podía atribuir en origen a través de Vital.
La iniciativa Vitalquiler surgió a comienzos de la década de 2000 con una vocación social clara, apoyada por el Gobierno vasco y de la mano de la dupla formada por la caja de ahorros alavesa y por el grupo de la familia Lizarraga Adania.
La constructora familiar es uno de los nombres propios en materia de vivienda protegida (cuenta con un amplio parque en Álava y Navarra) de ahí que se buscara esta fórmula mixta como semilla de esa sociedad para facilitar el acceso a familias de Vitoria con menos recursos. El modelo consistía en un alquiler a precio asequible para, al cabo de un tiempo, promover la venta de esa vivienda protegida.

Promoción de vivienda en Vitoria de Adania
Alquiler sin venta
Ahora los accionistas mayoritarios buscan dar un nuevo enfoque al negocio de Vitalquiler, limitando el traspaso de la propiedad y manteniendo la sociedad como un vehículo solo para alquiler de pisos.
Esa nueva orientación es la que trae en clave interna la salida de Kutxabank, que aun controlaba un 20% del accionariado heredado vía Vital.
La cuestión es que la nueva actividad a la que va a dedicarse la compañía ya no es compatible con los criterios de inversión bancaria fijados por el BCE, una vigilancia orientada a asegurar la cobertura de los activos de mayor riesgo y que condiciona mucho cualquier movimiento del banco.

Jon Urresti, presidente de Fundación Vital, con Ramiro González
El hecho de que Vitalquiler tuviera hasta ahora como fin también la venta de vivienda daba a esos activos la condición de temporales y rápidamente rentabilizables. Ese era, a su vez, el asidero al que podía aferrarse el banco vasco ante el BCE para seguir dentro de la sociedad.
Consumada la venta de ese 20% a los dos socios mayoritarios de la compañía, Vitalquiler abre nueva etapa ya sin rastro de la Vital con una orientación del negocio por tanto diferente.
Atrás quedan más de dos décadas de andadura no exentas de polémicas por su ligazón con una materia cada vez más sensible como es el alquiler social.
En 2020 sindicatos y plataformas sociales denunciaban el traspaso de medio millar de VPO a un fondo de inversión y unos años antes, en 2013, se producían incluso concentraciones en Vitoria ante la posibilidad de la eliminación de ayudas para el alquiler por el programa de Vital, aunque finalmente hubo acuerdo entre la entonces caja y Adania para prolongarlas hasta 2028.